Costumbres que debes conocer para moverte como pez en el agua

Lejos de caer en los tópicos más denostados y ofensivos que podemos encontrar a lo largo de nuestra geografía, sabemos que nuestro territorio está lleno de contrastes. En cada Comunidad Autónoma podemos encontrar costumbres específicas y estilos de vida diferentes que las caracterizan. Sin embargo, también existen algunos aspectos culturales que se repiten. En Dr. House, sabemos que esta información puede ser bastante interesante para aquellas personas que proceden de otros países y que han decidido vivir aquí una temporada, o han fijado residencia en Barcelona. Fundamentalmente porque le facilitará establecer nuevas relaciones interpersonales.

Una de las costumbres que generalmente compartimos, es quedar para “tomar unas cañas”. Esto puede implicar que, realmente, la finalidad sea tomar unas cervezas y después irte para tu casa o, al final, de la cerveza se pase a tomar unas tapas, o a cenar, o a tomar una copa de alguna bebida destilada. Por tanto, esta actividad implica el uso de un espacio temporal no determinado que se puede desarrollar en el lugar donde se ha quedado, o desplazarse a otro diferente, y en el que entrará a participar las personas establecidas, o se unirán otras diferentes.

Cuando cualquier persona te dice: “A ver si quedamos para un…” No debes tomártelo en sentido literal. Generalmente es un formalismo que se usa para exponer el deseo real de volver a ver a esa persona o, en muchas ocasiones, simplemente para quedar bien con ella y no tener la obligación de tener otro encuentro.

En esta misma línea, si alguien te afirma que “Mañana te llamo” o “Mañana nos vemos”, cuidado. Esto puede ser cierto, o no. Si se ha fijado un plan a una hora o en un sitio determinado, probablemente sea verdad y esa persona cumplirá con lo que te ha dicho. Si no es así, es posible que no lo cumpla. Como te indicábamos, no somos literales y no debes angustiarte por ello.

Por último, algo que te llamará la atención es nuestra forma de saludarnos. Generalmente, con mayor o menor frecuencia, nos damos dos besos al saludarnos y, si nos sentimos cómodos y tenemos confianza, invadimos el espacio personal del otro.

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