Estamos muy acostumbrados a pensar que, la decisión más difícil que debemos tomar, es el tipo de propiedad que queremos comprar. Es cierto que esta situación se torna muy compleja, dado que nos planteamos que será el lugar donde pasaremos los próximos años de nuestra vida. Razón por la que nos preocupa que posea las calidades más optimas y se ajuste, no solo a nuestra situación actual, sino también a los posibles cambios que podemos sufrir en nuestro estilo de vida.
Una vez que tenemos claro cuál es el inmueble de nuestros sueños, queda otra situación igualmente relevante y que hace referencia al tipo de préstamo que necesitamos solicitar para formalizar la compra. En Dr. House, vamos a plantearte los conceptos de una forma clara para que puedas tomar la decisión que mejor te convenga.
Lo primero que debes saber es que, actualmente, los créditos hipotecarios que se conceden suelen basarse en el tipo de interés que se le puede imputar. Basándonos en este criterio, podemos señalar tres: los fijos, variables y mixtos.
Los créditos de tipo fijo, se caracterizan por establecerse una cuota estable que debe abonarse hasta su terminación. No van a sufrir subidas o bajadas, por lo que se puede estipular, fácilmente, cómo se debe ajustar los gastos mensuales para satisfacer los pagos sin ningún tipo de problemática. Esta modalidad es muy recomendable cuando deseamos comprar y abonar una vivienda en un plazo inferior a quince años.
Las hipotecas con un tipo de interés variables, van a estar supeditadas a las subidas o bajadas que sufra dicho tipo de interés. Generalmente, se utiliza el valor del Euribor. La gran desventaja que presentan es, precisamente, la imposibilidad de controlar los posibles incrementos. No obstante, uno de sus grandes beneficios, es que se puede estipular cuotas más bajas que se pagarán durante un límite de tiempo superior; siendo el máximo 40 años.
Las mixtas, como su nombre indica, aplican en los primeros años la modalidad de las fijas y, tras ellos, pasan a las características de las variables. Esto permite realizar pagos más elevados en los momentos iniciales y cambiar las cuotas en el segundo periodo.