Odias las reformas. No soportas la idea de vivir entre polvo y escombros. Tampoco deseas perder tu intimidad al tener a los obreros en casa. Esto ha provocado que te resistas a emprender las obras que tu cuarto de baño está demandando. Si no sabes leer las señales que te están mandando, en Dr. House vamos a darte unas claves inequívocas para que tengas claro que es el momento de buscar presupuesto.
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Si has comprado todos los productos disponibles en el mercado, has utilizado todos los remedios caseros existentes y, aun así, las juntas de tu baño continúan estando negras, deberías plantear un cambio de tus azulejos.
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Si las humedades se han hecho las dueñas de este espacio y han comenzado a salir manchas en la pared, quiere decir que no tienes una adecuada ventilación en tu baño. Lo puedes solucionar fácilmente, pintando el techo e instalando un ventilador que te permita eliminar la condensación.
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Si pasaste de vivir solo a tener pareja, o aumentar la familia, es evidente que tu baño debe ser una zona de conflicto. Ante esta situación, una gran opción es plantear un cambio radical en el diseño del espacio. Puedes instalar dos lavabos para que no tengas que pelearte con nadie a la hora de arreglarte para ir al trabajo. Otra opción es aislar la ducha del resto de los elementos, quedando un espacio independiente. De este modo dos personas podréis estar haciendo un uso simultáneo, pero sin perder la intimidad que necesitáis.
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Si todavía tienes una bañera que está envejecida, arañada y que nadie utiliza, es el momento de cambiarla por una práctica placa ducha. Esto te permitirá despedirte definitivamente de tus cortinas de baño e instalar la mampara que siempre deseaste. Ganarás confort, funcionalidad y, probablemente, espacio para tu baño. Como ves, todo son ventajas.
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Si ya no sabes dónde colocar todos los tarros de crema, perfumes y demás accesorios. Esta es una señal para recordarte que necesitas espacio de almacenaje. Lo puedes arreglar tan solo con cambiar tu mobiliario.